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viernes, 14 de diciembre de 2012

Me, Myself & I - Capitulo 30

Rodo los ojos con fastidio y no pude evitar reír, rodo nuevamente recostándose en el pasto. 
— ‘Que no entiendes que no quiero nada relacionado contigo’— imite su voz y rio por lo bajo. Me enderece solo para esta vez yo subirme sobre su cadera. —Vamos Just debe de haber algo que me quieras preguntar— dije poniendo mis manos sobre su abdomen. Pero el parecía no escuchar
me solo se limitaba a ver el cielo. —Detesto que me ignoren— me recosté sobre su pecho para decírselo en el oído. Negó con la cabeza
—Déjame levantarme— me dijo volteando a verme, no necesitaba que me moviera para poder pararse, si el realmente lo quisiera ni siquiera me diría que me moviera, solo se levantaría.
—No— canturreé —Aquí nos quedaremos hasta que quieras hablar — sonreí —Tu dijiste que si yo me sacaba la careta, tú lo hacías y yo quiero conocer al verdadero Justin— le dije mi objetivo y rio irónico
—maldición ______ (tn) — dijo molesto — ¡No hay otro Justin!
— ¿Por qué no me dejas conocerte? — pregunte ahora yo molesta golpeándolo en el pecho
—Ya, ya— repitió tomándome de las muñecas para que dejara de golpearlo —Me llamo Justin, tengo diecinueve años…
— ¿Diecinueve?— lo interrumpí —Ves…— logre que me soltara y lo volví a golpear —Eso no lo sabía— volvió a sujetar mis muñecas — ¿Qué haces un año atrás?— pregunte extrañada
—No te importa— contesto de mala gana
—Si me importa si no, no te estaría preguntando— le conteste obvia — ¿Reprobaste?— le pregunte divertida
— ¡No!— reí por su gesto
— ¿Entonces?
—Ya, está bien yo te pregunto a ti— finalmente accedió — ¿Responderás cualquier cosa?— pregunto y asentí con la cabeza
—Con la única condición que después tú respondas todas mis preguntas— enfatice todas
—Entonces no— sonrió hipócritamente
— ¡Bieber que escondes!— le grite desesperada por qué demonios no quería responderme un par de preguntas
—Nada— dijo tranquilo
—Sabes… olvídalo— bufe molesta haciéndome a un lado —solo pierdo el tiempo intentando acercarme a ti— me puse de rodillas en el verde césped para luego ponerme de pie —Creo que tú me has rechazado lo suficiente para toda la vida— tome mi tacón que estaba aún enterrado en la tierra y cojeando comencé a caminar por el enorme jardín del campus. Sinceramente cruzaba los dedos porque Justin me alcanzara y me dijera que lo sentía y que respondería mis preguntas pero a eso se le llamaría un completo milagro.

— ¿Que te paso?— pregunto Chaz riendo mirando mi irregularidad en los zapatos.
—Nada, le enterré el tacón en la cara a Selena — dije como si nada abriendo mi casillero
— ¿E-Enserio?— pregunto sorprendido
—No— conteste —Pero quisiera hacerlo— cerré la puerta de un golpe
— ¿No te los cambiaras?
—No, hace días saque todas mis cosas del casillero— había sacado ropa, zapatos y accesorios ahora solo había libros, papeles y útiles escolares. — ¿Y tú qué haces afuera?— le pregunte mientras comenzaba a caminar junto a el
—Al parecer Hoffman no se levantó de buen humor— rio —Creo que se quedara solo en el salón— me uní a su risa, también lo había sacado.
— ¿Y cómo te fue anoche?
—Bien— dijo con una enorme sonrisa —Cenamos, platicamos, un ‘Quiero que seas mi novia’— dijo galanmente —Y por supuesto un ‘Claro que si Chaz, eres tan guapo’— reí ante su exageración de la historia.
—Eres un mentiroso— no podía parar de reír
— ¿Y tú? ¿Finalmente te rendirás y aceptaras que gane? El guapo Chaz nunca pierde— dijo con seguridad
—Pues esta vez…
—Lindos zapatos— escuche detrás de nosotros la burlona voz de Selena, me di la media vuelta para verla de frente. Mitch la abrazaba por detrás y a los lados como siempre Los clones.
— ¿Qué? ¿Te gustan?— pregunte con hipocresía —Estaba por tirarlos pero si los quieres te los regalo— sonreí —Creo que cualquiera será mejor que esos — hice una mueca de desagrado al ver sus zapatos.
Ni siquiera puse atención a su contestación porque toda mi atención se enfocó en Justin quien caminaba hacia nosotros con una caja blanca en las manos.
—Ten— me la entrego sin interesarle los demás —Espérame en la salida—susurro en mi odio antes de seguir caminando por el pasillo. Todos miraban sorprendidos excepto Mitch que lejos de ‘sorprenderse’ estaba enfurecido. ¡Muérete de celos Mitch!
— ¿Entonces? ¿Si los quieres?— solté una carcajada antes de darme la media vuelta y seguir caminando con Chaz por el pasillo

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